La realidad y la irrealidad en "El sur"

Publicado en por Elizabeth Davies

Jorge Luís Borges (1899-1986)

 

Jorge Luís Borges fue uno de los escritores argentinos más influyentes del siglo XX, y sus obras demostraron al resto del mundo un punto de vista distintamente latinoamericano. Uno de sus escritos más importante es el cuento “El sur,” al cual consideró Borges como su mejor obra. El cuento cuenta la historia de Juan Dahlmann, nieto de inmigrantes que trabaja en la ciudad de Buenos Aires pero tiene fantasías de vivir en su estancia familiar en el sur de Argentina. Él sufre un accidente que resulta en la necesidad de quedarse en un hospital para recuperar de septicemia. Al fin del cuento, Dahlmann sale del hospital y va al sur donde encuentra aventuras quijotescos y personajes casi míticos.

Cuando uno lee este cuento, se puede interpretar la historia en una de dos maneras: se puede creer que el cuento cuenta los sucesos verdaderos de la vida de Juan Dahlmann, o se puede creer que en realidad, Dahlmann muere y todos los acontecimientos después de su tiempo en el hospital son parte de una alucinación suya. Aunque hay evidencias para los dos argumentos, cuando uno considera el pesimismo y la desilusión visibles en el cuento de parte de Borges, es claro que la interpretación con más sentido es la de su muerte.

            Como mencioné, sería posible interpretar los eventos del cuento “El sur” como realidad; es decir, Juan Dahlmann sobrevive a su enfermedad, deja su vida tediosa de la ciudad y continúa para tener una existencia más auténtica en la tierra de sus ancestros. De hecho, hay varias pruebas que prestan credibilidad a esta interpretación. Una de estas pruebas es el hecho de que el cuento contiene elementos autobiográficos de la vida de Jorge Luís Borges. Por ejemplo, como Juan Dahlmann, Borges era nieto de inmigrantes europeos. Además, vivió en Buenos Aires y trabajó en una biblioteca municipal. Más importante, Borges sufrió de una herida en la cabeza como Dahlmann y tuvo que quedarse en un hospital por un tiempo. También, Borges se refiere a opiniones actuales de la gente argentina de esa época. En el cuento, él dice, “Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de Rivadavia.” Está afirmación alude a los prejuicios porteños sobre la supuesta barbarie del resto del país que empieza con los barrios más pobres al lado sur de la Avenida Rivadavia. Claramente, hay aspectos de la historia de Juan Dahlmann que se parecen a la vida real. Teniendo esto en cuenta, es posible creer sin cuestionamiento en la veracidad del cuento. Es posible creer que Juan Dahlmann va al sur, encuentra a un gaucho y participa en una pelea con cuchillos.

            Al mismo tiempo, hay muchas otras pruebas que apoyan la interpretación del fin del cuento como una alucinación de Dahlmann antes de su muerte en el hospital. Primero, es necesario evaluar la probabilidad de que Dahlmann sobrevive a su enfermedad. Él contrae septicemia, una condición de la cual la mayoría de las víctimas mueren. Ya es improbable que él salga del hospital de alguna manera. Segundo, hay demasiadas coincidencias inexplicadas entre la vida de Dahlmann antes de su hospitalización y su aventura en el Sur. Por ejemplo, Borges dice explícitamente, “Dahlmann había llegado al sanatorio en un coche de plaza y ahora un coche de plaza lo llevaba a Constitución.” Además, en el almacén en el Sur él ve un hombre que se parece mucho a uno de los empleados del sanatorio. Este hombre sabe el nombre de Dahlmann sin conversar con él. Cualquiera de estas coincidencias no parecería rara si fuera sola, pero en combinación  hay demasiados similitudes entre la vida antes del hospital y la aventura en el Sur para ser creíble. Probablemente son el resultado de memorias deshilvanadas que persisten en la mente febril de Dahlmann antes de su muerte. Finalmente, hay un ambiente poderoso de irrealidad atrás del cuento. Después de su hospitalización, Dahlmann se topa con varios personajes que no parecen reales. Por ejemplo, se encuentra con un gato en Buenos Aires que describe como “mágico” y algo que vive “en la eternidad del instante” en vez de la realidad. Luego, conoce un hombre que se parece a un gaucho en el sur aunque los gauchos ya no existen en la época de la historia. Como el gato, Dahlmann interpreta al gaucho “como fuera del tiempo, en una eternidad.” Las percepciones de Dahlmann contribuyen a una atmósfera onírica en el cuento que indica que los sucesos no son verdaderos. Dados estas pruebas, la interpretación más probable es que la aventura en el Sur es un continuación de las alucinaciones a causa de la fiebre y que en realidad, Dahlmann muere en el hospital en la ciudad de Buenos Aires.

            Después de analizar “El sur,” es claro que el lector puede llegar a una de dos conclusiones distintas: o Juan Dahlmann sobrevive a su enfermedad y tiene una nueva vida en el sur o él muere en el hospital después de tener alucinaciones fuertes. La pregunta ahora es ¿Por qué es importante elegir una interpretación en vez de la otra? La realidad es que sólo una conclusión es coherente con el tono y el mensaje de Borges. El punto del cuento es expresar insatisfacción general con la sociedad moderna. En la época en la cual el cuento fue escrito, había desilusión y pesimismo a causa de las dos guerras mundiales y el rol de nueva tecnología y nuevas armas en ellas. Borges estaba personalmente insatisfecho con el estado de Argentina debido al gobierno peronista, lo cual a Borges le causó perder su trabajo en la biblioteca. Esta insatisfacción general es evidente en la existencia sin sentido y sentimiento de Dahlmann en la ciudad. Aunque casi muere en la pelea de cuchillos, Dahlmann está emocionado al fin del cuento porque finalmente se siente algo real. La insatisfacción es evidente también en el romanticismo del pasado, manifestado en las descripciones positivas del sur y del abuelo argentino de Dahlmann. En conclusión, existen dos maneras posibles de interpretar el fin de “El sur,” pero sólo una tiene sentido en contexto de los sucesos del cuento y del tono y el mensaje del autor Jorge Luís Borges.

 

 

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L
<br /> La verdad es que este escrito es un cuento de ficción. Por supuesto, tiene hechos comentarios sobre la vida real, pero últimamente es sólo una cosa: arte. Y sin estar adentro de la cabeza de Jorge<br /> Luís Borges, la única manera de apreciar su arte es hacer una interpretación basada en tus propios pensamientos y experiencias. Por eso, no te diría que tu interpretación del cuento es “absurda,”<br /> aunque me parece errónea. Por todo que dije en mi entrada, hay sola una explanación por el cuento: Dahlmann muere. Hay más que paralelismos entre dos situaciones, y esto lo expliqué por todo el<br /> blog.<br /> <br /> Y ya que no soy Borges, no puedo decir porque no se cuenta la pelea a cuchillo. Mi suposición es que Dahlmann es tímido, y por consiguiente la mera idea de una pelea es suficiente para satisfacer<br /> su deseo por lo quijotesco y lo aventurero.<br /> <br /> <br />
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R
<br /> ¿Hay pesimismo por parte de Borges, o ironía?<br /> <br /> Yo te diría que hay que elegir una interpretación u otra precisamente porque en la vida siempre hay que elegir y seguir aceptar las consecuencias de esa elección. No sirve para nada quedarse<br /> sentado diciendo que todo es posible y todo es aceptable. Básicamente esa es la postura de Dahlmann hasta que se encuentra con hechos que no puede negar ni de los que se puede apartar sin quedar<br /> como un cobarde o un tonto ante sí mismo. Él es el testigo de sus propias elecciones y el que decide, aunque los hechos parezcan llevarlo en la dirección opuesta a la que preferiría.<br /> <br /> La idea de la alucinación me parece simplemente absurda. Que haya paralelismos entre una situación y otra no es suficiente para establecer que sólo se trata de la alucinación de un moribundo. Y si<br /> muere de septicemia, alucinando, ¿por qué no se cuenta la pelea a cuchillo? En realidad no sabemos si sobrevive. Quizá sea eso, lo que a muchos lleva a pensar que tampoco sabemos si sobrevive a la<br /> enfermedad.<br /> <br /> <br />
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